Motivado por una cordial empatía gestada en el VII Simposio
Nacional de Prevención Cardiovascular, tuve el privilegio de asistir como único
periodista invitado por la Directiva de la Fundación Venezolana de
Cardiología Preventiva, a la reunión de Políticas Públicas y Especialistas de
Cardiología Preventiva en el marco del XVII Congreso Venezolano de Medicina
Interna. Reunión que se llevó a cabo con Representantes Estatales y
Profesionales de Salud, Medicina Interna y Prevención Cardiovascular.
Los aspectos resaltados fueron de vital trascendencia, en lo
referente a las cifras actuales de mortalidad por enfermedades
cardiovasculares. Con la intervención de la Dra. Beatriz
La Roca de Rodríguez, Jefe de la División de Enfermedades Cardiovasculares del
Ministerio de Poder Popular para la Salud.
La primera ponencia
estuvo a cargo del Profesor Diego Mijares de la Universidad Simón
Bolívar, quien expuso un reciente estudio acerca el impacto de las enfermedades
cardiovasculares en Venezuela.
"Nuestro
grupo en la Universidad Simón Bolívar desarrolla programas de políticas
públicas y de ingeniería biomédica, en salud existen dos elementos
fundamentales, la estrategia para disminuir la morbi-mortalidad y las redes
asistenciales, si esto no está bien concebido nosotros no hacemos nada con la
asistencia sanitaria. En primer lugar debemos considerar la demografía en
Venezuela, entre 1.990 y 2010 disminuyó el promedio de vida de edad en 10 años,
casi el 4%, es decir no estamos envejeciendo. Para el 2020 vamos a tener
defunciones en 8 personas de cada 100, mayores de 65 años. Analicemos... la
mortalidad por edad del sistema circulatorio, desde 1965 a 1994, alcanzó un
repunte ya que cambió toda la tecnología del sector público al sector privado.
Después del 2000 existe un pequeño repunte hacia arriba. Las enfermedades
isquémicas son el 52% de las enfermedades cardiovasculares, y dentro de las
enfermedades isquémicas el 84% corresponde al infarto agudo del miocardio. En
éste primer elemento, precisamos el aumento de 1.990 a 1.992 y ya para el 2000
a 2002, existe una línea ascendente hasta la fecha.".
"Las tasas de mortalidad ajustadas en América Latina y El
Caribe, repuntan alrededor del 62% y en Venezuela estamos en el 104% de
mortalidad por enfermedades cardiovasculares. Es decir estamos por encima de la
media un 40%, mientras que hay países que tienen un producto interno bruto
menor al de Venezuela, nosotros tenemos este grave problema. Ya conocemos en el
2010, que los otros países están disminuyendo su tasa de mortalidad, mientras
que en nuestro país vamos en franco ascenso. Para 2008, la mortalidad en el
sexo masculino y femenino, es coincidente la tendencia de que la mortalidad en
el hombre por enfermedades cardiovasculares es más alta que en la mujer, aunque
en la mujer se ha experimentado un aumento del 45% en muertes por enfermedad
cardiovascular después de los 50 años de edad. Realizamos un estudio de tasas
ajustadas por cada 100.000 habitantes, dividido en dos grupos: los estados que
tienen mayor incidencia en mortalidad de enfermedades isquémicas, están
por encima de la media del 62%. Quienes más nos preocupan son Vargas, Distrito
Capital, Trujillo, Zulia, Táchira y Miranda. El porcentaje de muertes por
intervalo de edad es de 45 a 64 años, en los estados de mayores índices,
analizando más a fondo y el promedio de muertes por edad: de 25 a 44 años
Vargas, de 45 a 64 Vargas, 65 a 74 Vargas".
De cada persona que
entra con infarto agudo, se están muriendo más de los que se morían antes, la
pregunta es ¿cómo le llegamos a esa cifra final?,... tendríamos que explorar
aspectos que no son fáciles, si metemos en ese cálculo teniendo como base final
las tasas de mortalidad, deberíamos identificar número de camas que tenemos en
Venezuela con capacidad de atender infarto agudo del miocardio, en esos mismos
años. Número de personas destinadas a la atención tanto médicos como personal
paramédico, ambulancias, es decir destacar algunos aspectos que determinen la
mortalidad aguda. Esta debe tener una explicación, a partir de donde se produce
el evento y el paciente se muere. Debería reflejar el evento agudo de muerte y
de aquí partir hacia donde debemos apuntar para resolver el tema.
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